El 30 de marzo de 1615 Cervantes obtenía autorización para editar la segunda parte de su obra cumbre El Quijote. La publicación en 1614 de El Quijote de Avellaneda, una falsa continuación de su novela, le llevó a terminar cuanto antes su segunda parte.
A Cervantes le dolió este plagio que lo tachaba de viejo y lisiado, respondiendo:
"lo que no he podido dejar de sentir es que me note de viejo y de manco, como si hubiera sido en mi mano haber detenido el tiempo, o si mi manquedad hubiese nacido en una taberna, sino en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, no esperan ver los venideros"
La segunda parte de El Quijote no desmerece a la primera, en ella el caballero andante se muestra más ponderado y su locura se asemeja más a un juego. Don Quijote y su escudero amplían su radio de acción salen de La Mancha para adentrarse en el valle del Ebro y llegar a tierras catalanas. Cervantes reproduce el viaje que le llevó a Barcelona persiguiendo al conde de Lemos, su mecenas, en un desesperado intento de que le incluyese en su corte de Nápoles, hacia donde embarcaba para ser virrey.
Se puede leer la obra en la aplicación interactiva de la Biblioteca Nacional
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